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30 enero, 2010

La Patagonia Rebelde

Nunca nadie se había atrevido a realizar un film tan frontalmente hostil hacia la institución militar ni tan honestamente franco en sus dardos contra un partido democrático. Es cierto que existía el antecedente del libro de Osvaldo Bayer y que también Héctor Olivera lo realizó durante la primavera democrática 1973-1976, período en que, de hecho, existió una fuerte censura que hizo lo imposible para evitar la exhibición del film. La Patagonia rebelde adapta Los vengadores de la Patagonia trágica, una investigación periodística que Bayer había publicado en dos tomos. Bayer era bien conocido como periodista (escribió durante años en el diario Clarín) y un par de años antes un argumento suyo y de su compañero de redacción Jorge Dominianni había sido filmado por Leopoldo Torre Nilsson con el título La Mafia.
Los vengadores de la Patagonia trágica recuerda los violentos acontecimientos ocurridos en la provincia de Santa Cruz en 1920. La mayor parte de los estancieros de la zona dependían de intereses británicos y los obreros, nativos y muchos chilenos, inician una huelga exigiendo mejores salarios y condiciones de vida. La huelga se extiende y el gobierno central, radical, presidido por Hipólito Yrigoyen, envía tropas para pacificar los ánimos. Al frente de éstas viaja el teniente coronel Varela ("Zavala" en el film), quien luego de informarse del problema se inclina a favor de los obreros. Se firma así el primer convenio rural patagónico. Obviamente, los estancieros no quedan conformes: en Buenos Aires hacen creer que la región está poco menos que en manos de bandoleros alzados y además, no cumplen el convenio. El gobierno de Yrigoyen, entonces, vuelve a enviar a Varela con más tropas y con la orden de acabar de una vez con el problema, es decir, con las huelgas. Varela entiende que debe actuar con mano dura. El territorio es vastísimo y el número de soldados diez veces inferior al de los obreros. provoca, en consecuencia, graves enfrentamientos y una represión feroz, acaso la más dramática en toda la historia argentina, por lo menos, hasta esos años.
El film resultante respeta básicamente la historia real, pero crea situaciones dramáticas originales a las que el desolado, atípico paisaje otorgaba dimensiones insospechadas.
Olivera narra esa historia con tono duro, seco, áspero, sin concesiones ni facilismos y en el final carga las tintas en la ironía: cuando el militar termina su misión, con un saldo de centenares de muertos (fusilados, a los que primero se les obligó a cavar su propia tumba) y se dispone a volver a Buenos Aires, estancieros y comerciantes le ofrecen un ostentoso banquete. Allí, mientras le cantan en inglés "Porque es un buen compañero...", el milico comprende que los grandes beneficiados con esa tragedia fueron, como siempre, los poderosos. Pero ya era tarde.
Los espectadores contemporáneos del film no podían casi creer lo que veían: un film argentino se atrevía, en esos años política e institucionalmente inciertos, con un tambaleante gobierno peronista que viraba de la izquierda "revolucionaria" a la extrema derecha asesina, con víctimas de ambos lados; se atrevía, entonces, a llamar las cosas por su nombre, esto es, la traición de los radicales para con el pueblo y los obreros patagónicos, y la del Ejército con su finalidad.
La Patagonia rebelde pudo ser financiada por Ayala y Olivera (la empresa Aries) gracias, paradójicamente, a las fabulosas ganancias obtenidas por los dos primeros filmes de Olmedo y Porcel, Los caballeros de la cama redonda y Los doctores las prefieren desnudas, realizados y estrenados en 1973. Producción sumamente costosa, fue filmada durante cinco semanas en localidades de Puerto deseado, Tehuelches, Jaramillo, Río Gallegos, Río Turbio y Calafate, completándose las otras cinco en los estudios Baires en Don Torcuato y en pocos exteriores porteños. Una idea de la pasión con la que actores y técnicos asumieron el trabajo la ofrece la actitud de Federico Luppi, quien debía interpretar a José Font, un baqueano nacido en Entre Ríos a quien apodan "Facón Grande". Semanas antes de comenzar el rodaje, Luppi viajó silenciosamente a esa provincia y, grabador en mano, conversó con los paisanos hasta aprehender el acento apropiado.
Todos los involucrados en el film sentían que se habían comprometido en una obra atípica, en un proyecto de largo aliento.
Elenco: Luis Brandoni, Federico Luppi, Pepe Soriano, Osvaldo Terranova, Héctor Alterio, Pedro Aleandro, José M.Gutierrez, Héctor Pellegrini, Eduardo Muñoz, Jorge Riera López, Maurice Jouvet, Franklin Caicedo, Walter Santa Ana, entre otros....
(Las grandes películas del cine argentino - Daniel López)

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