Contame algo lindo....

Contame algo lindo....
Para conocer relatos de barrio, de música, de nuestra historia y de quienes la forjaron....

19 octubre, 2010

Père Lachaise Cemetery (París)

El Congreso de la Nación por dentro

Esta monumental construcción, obra del arquitecto italiano Vittorio Meano, fue inaugurada en 1906 por el presidente Figueroa Alcorta y conserva gran parte de la memoria institucional del país.
En sus tres plantas funcionan las Cámaras de Diputados y Senadores, lujosos salones, una imponente cúpula y una biblioteca. A continuación algunos detalles:
** La Cámara de Senadores, algo menor que la de Diputados, mantiene un estilo similar, destacando los vitrales. Sus miembros representan a los gobiernos provinciales y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
** La Cámara de Diputados mide 26 metros de diámetro. este hemiciclo consta de 3 pisos de galerías donde el público general, la prensa y los invitados especiales pueden asistir a las sesiones que allí se realizan. Al igual que la de Senadores, esta cámara tiene su propio reglamento.
** Salón de los Pasos Perdidos tiene dos cuadros en sus cabeceras, "Los constituyentes del 53" de Antonio Alice y "Apertura del período ordinario de 1886" de Juan Manuel Blanes.
** La araña del Salón Azul pesa 2054 kilos. Fabricada en cristal de Baccarat y bronce, representa a las provincias de la República.
** La Biblioteca, fue fundada en 1859. Posee aproximadamente 2 millones de volúmenes la que la hace una de las mayores del país. Está revestida con elaborados paneles y tallas de nogal italiano.
** Su diseño combina el academicismo con influencias grecorromanas.
** Las estatuas que rematan la parte superior del edificio, como las cuadrigas,son obras del escultor italiano Víctor de Pol, simbolizan los poderes del Estado.
** La cúpula central se alza 65 metros sobre el Salón Azul y 85 desde la calle. Está revestida en cobre, trabajada en mármol y con rosetones en su interior. (Guías visuales de la Argentina)

10 octubre, 2010

Cosas del lenguaje

** La expresión ¿Quién levanta el muerto?, equivalente a quién se hace cargo o paga alguna deuda, surgió de una práctica porteña del siglo XVIII. Hasta la década de 1820, cada vez que se aparecía un cuerpo sin vida en las calles polvorientas de la ciudad, las autoridades depositaban el cadáver debajo de la arquería del Cabildo, a la vista de los caminantes, con la esperanza de que alguien lo reconociera y se hiciera cargo de su sepelio. Como eso casi nunca sucedía, optaron por dejar  los pies del difunto un recipiente, de modo que la gente arrojara monedas para costear el entierro.
** "Tener la vela" también se acuñó en el período hispánico. Como no había alumbrado público, delante de las familias pudientes que salían a recorrer las calles por la noche, iba un esclavo que, precisamente, "les tenía la vela". Además de lumbre, el esclavo servía como defensa contra malhechores y perros callejeros. (Diego Zigiotto)

Curiosidades gastronómicas

** El postre denominado "imperial ruso" curiosamente se conoce en Europa como "postre argentino", ya que lo creó en 1917 Cayetano Brenna, dueño de la Confitería del Molino, que funcionaba en Rivadavia y Callao, Balvanera.
** Carlos Gardel encargó a Brenna un postre especial para su amigo Irineo Leguisamo. Así nació la torta de hojaldre que lleva el apellido del famoso jockey. Con los años, tomó la receta la tradicional confitería Las Violetas, Rivadavia 3399, Almagro.
** El postre vigilante (queso Mar del Plata o fresco, con dulce de batata o membrillo, es porteño. Dicen que adquirió su nombre allá por 1920, en una cantina de Palermo Viejo, muy frecuentada por los agentes de la comisaría cercana.
** Hace años, al finalizar las veladas del boxeo del Luna Park, el público cruzaba a cenar al restaurante Nápoli, por el apellido de don José, propietario del local. Un viejo cliente de don José pedía siempre milanesas. Una noche llegó más tarde de lo acostumbrado, cuando la cocina ya había cerrado. Pidió, como de costumbre su milanesa; quedaba una sola y para peor, el ayudante la cocinó de más. ¿Cómo le voy a dar esa milanesa a uno de mis mejores clientes?, pensó don José. Recordó entonces una receta italiana, la "costeleta a la aldostana", que es una milanesa recubierta con jamón y queso. Le agregó salsa de tomate para disimular la parte chamuscada y la gratinó. Le dijo al cliente que había creado un nuevo plato y quería que lo probara. Desde entonces el cliente siguió pidiendo milanesas, pero preparadas como la última vez. Por su parte, don José agregó "Milanesa a la Nápoli" al menú de su restaurante, tal el nombre del plato, y no "a la napolitana", como se le conoce popularmente.
(En diciembre de 2006 una diputada de la Ciudad presentó un proyecto para incluir a la milanesa a la napolitana al patrimonio cultural porteño. la propuesta levantó críticas entre quienes instaban a ocuparse de asuntos más relevantes.)
** Los tallarines "a la parisién" son una variante porteña de la pasta inventada en la cocina del restaurante París del Hipódromo Argentino de Palermo.
** Las también porteñas papas fritas "a caballo" fueron consumidas por primera vez en un ignoto bodegón de Chacarita donde almorzaban los operarios de una fábrica de heladeras a gas. Un polaco que comía allí por pocos centavos contó que las preparó la cocinera con los únicos elementos que disponía: papas, huevos y aceite. Por qué a caballo? Porque el proveedor de esos ingredientes cumplía el reparto montado a caballo.
** El "revuelto Gramajo" fue un invento del Coronel Artemio Gramajo, amigo y edecán del presidente Julio A. Roca. El famoso revuelto era infaltable en los desayunos de campaña, aunque cuentan que la tropa lo cambiaba por pan y manteca cerca de los combates para estar más livianos. Según cuenta Félix Luna, como edeca´n y compañía inseparable de Roca durante sus viajes por Europa, Gramajo hacía listas de restaurantes a visitar y anotaba los platos y vinos servidos en banquetes en honor al general. El revuelto Gramajo se prepara actualmente con papas, huevos revueltos, arvejas, morrones y jamón o panceta, pero lo más probable es que en campaña lo hayan hecho sólo con papas y huevos.
** Pedro, vecino y cliente del ya desaparecido restaurante Loprete, de Sáenz Peña al 700, Montserrat, pedía como postre una bocha de helado de crema con el agregado de una medida de whisky. Al dueño del restaurante le pareció una mezcla interesante y pensó en ofrecer el postre a toda su clientela. Lo bautizó "Don Pedro", en homenaje a su cliente.
** ¿Dónde nació esa variedad de pastas tan ricas, conocidas como sorrentinos?
Obviamente, en Sorrento, pero no en la ciudad italiana de ese nombre, sino en el restaurante Sorrento, de Corrientes 668, del barrio de San Nicolás.
** En 1932, Juan Banchero, abrió su primera pizzería en Suárez y Almirante Brown, la Boca. pronto impuso su creación: la fugazza con queso, que todavía sigue siendo la especialidad de la casa y de sus tres sucursales en Caballito, Balvanera y San Nicolás. (Diego Zigiotto)

03 octubre, 2010

La Gran Mayo

Hubo un tiempo, antes de la llegada del siglo XX, en que Buenos Aires no había polución, ni marquesina chillonas, ni fachadas irregulares, ni torres de cuarenta pisos.
Hubo un tiempo en que la única conexión del centro de la ciudad con el puerto (la principal puerta de entrada de gente, de mercadería, de sustento) eran las calles estrechas, oscuras y poco ventiladas del barrio colonial que se desplegaba desde las barrancas bajas del río hacia el Oeste.
Pero también llegó el tiempo en que la capital argentina, una nación poderosa y en la mira del mundo, necesitó tener una avenida, de esas al estilo parisino o londinense, donde no sólo la población pudiese "respirar", sino que sirviese además de vidriera y carta de presentación ante esos extranjeros que llegaban en hordas en barco a conocerla.
Así, el 9 de julio de 1894, tras una iniciativa que había sostenido el entonces intendente Torcuato de Alvear (que, paradójicamente, murió antes de ver concluida la obra) se inauguró la avenida de Mayo, de un poco más de mil metros de largo, que se convertirá en el epicentro de la vida cívica de los porteños y en símbolo de la unión de lo argentino con lo europeo, especialmente lo español.
Iba a llamarse 25 de mayo, pero finalmente el homenaje patrio no prosperó.
Comenzaba en la calle Bolívar, justo después de la Plaza de Mayo y frente a la Casa Rosada y terminaba en lo que luego sería el Congreso Nacional, abarcando en sus dos extremos los dos símbolos más fuertes del poder político argentino.
La avenida fue y es el lugar preferido para que el pueblo se manifieste: por ella han pasado desfiles militares, celebraciones patrias, carnavales, protestas, piquetes, presidentes recién asumidos y duelos nacionales. Pero es también un punto ineludible en los mapas de cualquier visitante que se precie, y un paseo que transforma a Buenos Aires en ese pedazo de Madrid que a todos les gusta descubrir.

Moderna y homogénea
Cuando Alvear fue a hablar con el entonces ministro del Interior, Bernardo de Irigoyen, le dijo que la ciudad necesitaba una avenida al estilo de las mejores del mundo. Pero, hacia 1885, las voces se alzaron en contra del proyecto: la opinión pública consideraba que era más importante completar las redes de agua corriente, los desagües y sacar los pantanales y los focos de infecciones que invadían el centro.
Finalmente, su plan se logró: se estableció que se armaría la avenida, pero "con fachadas de buen gusto y edificios que fueran aireados, cómodos y bien iluminados en su interior".
Tenían que ser homogéneos, como los parisinos y con alturas máximas de 24 metros. Después de destruir tres arcos del Cabildo y los cuarteles de Policía y Bomberos, se inauguró con pompa y circunstancia: sus adoquines eran de madera; hasta 1923 funcionaron mingitorios en sus esquinas y se instalaron las lámparas a gas, una modernidad.
Fue la primera de América en tener un subterráneo: el tramo Plaza de Mayo - Plaza Miserere de la línea A, cuyos vagones manuales aún circulan y encantan a los turistas, se inauguró en 1911. Todo un privilegio.
Desde 1997 es Lugar Histórico Nacional y se prohibe cualquier emprendimiento que altere fachadas o marquesinas sobre sus veredas de 6,5 metros de ancho.
Los edificios más altos siguen siendo el Barolo (con 18 pisos, sobre el número 1370) y el que actualmente pertenece al HSBC, sobre Chacabuco 29.
(Clara Fernández Escudero)