Contame algo lindo....

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Para conocer relatos de barrio, de música, de nuestra historia y de quienes la forjaron....

18 febrero, 2011

Esquina histórica

En el vértice de la ciudad que forman las calles Bolívar y Alsina, está la Librería de Ávila. Es el lugar donde se vendió el primer libro cuando Buenos Aires era apenas una aldea grande. Nació en 1785 como un boliche de ramos generales y muy rápido pasó exclusivamente a comercializar libros. Se la conocía como la Librería del Colegio. Pasó por muchas etapas e incluso estuvo cerrada y abandonada, hasta que, en 1993, Miguel Ávila, un librero de alma, entabló conversaciones con el Arzobispado de Buenos Aires (propietario del edificio) para reabrir el local. Sucede que una empresa de comidas rápidas había hecho ofertas muy cuantiosas. "Me dicen: *Dios cierra una puerta y abre una ventana...Usted es la ventana", recuerda Miguel, sobre sus charlas con el clero.
Así, con la ayuda de colegas, intelectuales, amigos y la Iglesia logró la reapertura de esta casa, el negocio más antiguo de la ciudad dedicado al mismo rubro.
"Muchos vienen a sacarse una foto y los turistas vienen a visitarla porque es el único negocio de la época hispánica que se mantiene en el mismo lugar", sostiene Miguel.
En sus anaqueles atesora obras invalorables de 1662.
(Franco Varise- Diario La Nación)

Mesas que hablan

El Imparcial cumplió 150 años. Es el restaurante más antiguo de la ciudad y, según dicen, el segundo del mundo, entre los antiguos. La leyenda cuenta, según Uki Goñi en su libro "Perón y los alemanes", que un mozo entregaba mensajes de espías detenidos durante la Segunda Guerra Mundial. Lo cierto es que la paella, hoy, es una de las más apetecidas de la ciudad. Y el staff de mozos, casi todos con 40 años de servicio, prefieren no hablar de espías.
 "El Imparcial" es más que mi casa, y lo mejor es que acá no hay platos individuales: todos son para compartir" dice Juan Farías.
El nombre "El Imparcial", según otra historia, surgió del deseo del primer dueño, Manuel García, de que no se hablara de política ni de religión en las mesas. De poco sirve la anécdota porque Tito Janín, un cliente de 84 años, comenta que él recuerda cuando los franquistas y antifranquistas dividían el salón y se pasaban duras facturas. "Ahora hay muchos lugares, pero éste es el mejor de Buenos Aires para comer pescado", sentencia Janín.
Justo en la esquina de enfrente está el restaurante El Globo, que cump´lió 108 años. Y en Sarmiento al 1300 aún funciona el restaurante del Club del progreso, quizás el más antiguo, fundado en 1852, pero bajo distintas concesiones. Allí comieron 17 presidentes constitucionales.
(Franco Varise - Diario La Nación)