Contame algo lindo....

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Para conocer relatos de barrio, de música, de nuestra historia y de quienes la forjaron....

16 enero, 2010

El centro del centro


La calle Corrientes atraviesa cinco barrios porteños, pero es el tramo correspondiente a San Nicolás el que acude a la imaginación cuando se piensa en esta arteria. Esas primeras cuadras son, desde hace un largo siglo, una de las más peregrinadas de Buenos Aires; especialmente el sector comprendido entre Esmeralda y Callao. Cuando todavía era angosta, fue punto de encuentro de cajetillas, guapos, rufianes y mujeres "de moral dudosa" que rondaban los incontables cabarets y boliches por los que desfilaba "la mala vida" porteña. En los años 20 y 30, el ritmo metropolitano sepultó definitivamente al de la vieja ciudad, pero todavía fue posible encontrar en la calle Corrientes algo de esa marginalidad perdida. En sus peñas y cafés con palco para orquesta se daba cita la bohemia artística y tanguera suburbana, atraída "por esa calle de vagancia, de atorrantismo, de olvido, de alegría, de placer", al decir de Roberto Arlt en una de sus Aguafuertes Porteñas.
Tras su ensanche, decretado tempranamente por una ordenanza del intendente Joaquín de Anchorena (1910) pero que no se materializó hasta mediados de los años 30, la bohemia porteña deambuló a diario entre Cerrito y Callao por las librerías "de viejo" (y no de saldos como hoy) con trastienda cultural, cines, cineclubes, teatros, bares, mesas de café y pizzerías.
Llamativamente, los artistas e intelectuales que la consagraron como el corazón de la cultura popular porteña nunca se decidieron a mudarse por la zona ni a convertir su entorno en un auténtico "barrio bohemio" como el Sain Germain parisino o el Village de Nueva York.
(Watson, Rentero y Di Meglio)

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