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15 noviembre, 2008

Crimen pasional en el Hotel de Watson (II)


Nos remontamos al 28 de abril de 1878, cuando atracó en nuestro puerto un buque que hacía la travesía desde Hamburgo a Buenos Aires, trayendo contingentes de inmigrantes alemanes. Entre ellos se encontraba el matrimonio de Teresa y Carlos Scheiber con sus tres hijos de corta edad. Los acompañaba el joven Julio Rohlfs, amigo de la familia. Tanto Teresa como Julio eran jóvenes de buena presencia, de unos 25 años de edad. Desembarcados en el puerto, el matrimonio se alojó en el Hotel de Inmigrantes; Julio prefirió dirigirse a la ciudad. Pero he aquí que dos días después, abandonando a su esposo e hijos, Teresa desapareció del hotel. Don Carlos inició averiguaciones para dar con su paradero, recorriendo en compañía de un empleado del Hotel de Inmigrantes que le hacía de intérprete, todos los hoteles o alojamientos de Buenos Aires sin lograr una pista cierta. Finalmente consiguió averiguar que su esposa había huido en compañía de su amigo Julio, que resultó ser su amante. Los dos jóvenes alemanes salieron de incógnito de Buenos Aires y se trasladaron al pueblo de Belgrano, alojándose en el Hotel de Watson, donde pensaban pasar desapercibidos. Pero no lograron despistar al marido quien, cuatro días después, el 3 de mayo, obtuvo noticias del lugar donde se refugiaban y, acompañado siempre por su intérprete, se dirigió resueltamente al hotel de Belgrano. Una vez allí...Dejemos que un ignoto periodista de la época nos cuente cómo continúa la historia: "Al ruido producido por las detonaciones acudió el señor Watson y penetraron todos al lugar donde se desarrollaba el sangriento drama. Los dos amantes yacían tendidos en el suelo, cubiertos de sangre y agitándose ya en los dolores de una cruel agonía. La infeliz esposa estaba embarazada de un niño de ocho meses, según los informes recogidos. Mientras la madre agonizaba, el inocente hijo se agitaba en sus entrañas. Los momentos eran supremos y angustiosos. Fue entonces cuando el médico Doctor Castañeda decidió intervenir, acometiendo con fe la noble empresa de arrancar esa víctima pura e inofensiva de las garras inexorables de la muerte. La madre ha muerto, su hijo vive. Los espectadores volvían la vista de aquel cuadro conmovedor, apretándose el corazón. Inmediatamente el cura bautizó a la criatura que, a falta de regazo maternal al venir a la vida, había encontrado personas extrañas que con piedad cristiana los estrecharon con caridad en sus brazos. El joven Julio expiró un cuarto de hora antes que su infortunada compañera. Para concluir diremos que Carlos y su intérprete fueron detenidos por la autoridad hasta el completo esclarecimiento de ese trágico suceso".
El diario La Nación del 4 de mayo, señala que fueron rectificados algunos detalles de la narración anterior y "parece que fue mal informado el colega de La Prensa al dar cuenta ayer de este suceso, en la parte que se refiere al autor de los asesinatos". El mismo periódico informa que el recién nacido por medio de una cesárea, murió ayer temprano, siendo piadosamente sepultados los tres cadáveres en el cementerio local. Y para finalizar, acotaremos que el doctor Castañeda se dedicó a la profesión radicándose en la ciudad de Córdoba; fue un destacado profesional de la medicina y en esa ciudad viven todavía sus descendientes. Ahora por fin, como se consigna apretadamente en la medalla, pudimos saber cuales fueron los meritorios servicios prestados por ese destacado médico, al vecindario de Belgrano. (De "Historias de la Ciudad").

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