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16 mayo, 2008

El árbol de Avellaneda


Después de Caseros, los extensos terrenos de Juan Manuel de Rosas, que abarcaban buena parte de Palermo y llegaban a la avenida Monroe en el barrio de Belgrano, fueron confiscados por el gobierno. Acorde con las necesidades del momento, durante la presidencia de de Domingo F.Sarmiento surgió la iniciativa de transformarlos en un parque de recreación para los porteños, donde se prohibiera por siempre edificar. Así nació el Parque 3 de Febrero, fecha que conmemora la batalla de Caseros. La intención de Sarmiento era inaugurarlo el 12 de octubre de 1874, último día de su mandato, pero las obras se demoraron y no hubo más remedio que postergar el acto hasta el año siguiente, ya iniciada la presidencia de quien había sido su ministro de educación, Nicolás Avellaneda. El jueves de noviembre de 1875 fue el día estipulado para la demorada inauguración. Pero sucedió que en medio de los preparativos tuvo lugar una disputa insólita. Sarmiento quería simbolizar el nacimiento del parque plantando él mismo un arrayán que había encargado traer desde Chile. El presidente Avellaneda, en cambio, sostenía que sería él quien tomaría la pala de plata, confeccionada para la ocasión y que el árbol debía ser una magnolia que le había elegido su mujer, la Primera Dama Carmen Nóbrega. Ninguno de los dos daba el brazo a torcer. Sarmiento, que presidía la comisión, aceptaba no ser el plantador, pero explicaba que había que llenar la ciudad de arrayanes, no de magnolias. Avellaneda argumentaba que ya tenía preparado su discurso con una alegoría acerca de las magnolias y su relación con las primeras habitantes de estos pagos. Sarmiento insistía. "La magnolia desaparecerá en poco tiempo, necesitamos un árbol perdurable. El duelo de los dos testarudos continuó hasta pocas horas antes de la inauguración. Aquella mañana, ante 30.000 concurrentes, Avellaneda plantó la magnolia. Sarmiento dijo, entre otras cosas: " ....Aquí el brazo argentino triunfó !, para que quedara en claro que Rosas, 20 años después, seguía al tope de la lista de los odios. Cuando terminó su elocuente discurso, Sarmiento invitó al presidente Avellaneda a realizar el acto simbólico. Con una mirada fulminante, le dijo: "En nombre de la comisión popular que presido, os ruego que plante un .... arbolillo en conmemoración de éste día". La palabra "arbolillo" que retumbando en el aire. Avellaneda arrancó: "Queda plantado por mis manos un ....árbol en conmemoración de esta fiesta." (Extraído de "Historias insólitas de la historia argentina" - Daniel Balmaceda - Editorial Norma).

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