Contame algo lindo....

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17 mayo, 2008

El carbonero



La noche del 20 de marzo de 1890 fue abandonado en uno de los orfanatos de la ciudad, situado en la avenida Montes de Oca, un pequeño que, según calcularon las señoras que atendían a las criaturas tendría 10 días de vida. Un cartel entre su ropa informaba que se llamaba Benito Juan Martín. Para registrarlo en la entidad, el tercero de sus nombres pasó a ser su apellido. Los primeros 6 años de su vida, el pequeño Benito Martín los pasó en el orfanato, hasta que lo adoptó el matrimonio compuesto por Justa Molina y Manuel Chinchella, un inmigrante italiano que vivía en la Boca y trabajaba de carbonero, una profesión fundamental en tiempos en que las cocinas funcionaban a carbón. En su nuevo hogar, el niño debe haber tomado trozos de carbón para dibujar algún paisaje o retrato. Por supuesto que dejó de ser Benito Martín, ya que a su "apellido" le agregó el de su padre adoptivo. Y se convirtió en Benito Chinchella Martín...o Quinquela Martín, como lo conocemos. (Extraído de "Historias insólitas de la historia argentina" de Daniel Balmaceda - Edit.Norma).

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