Contame algo lindo....

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13 enero, 2008

Buenos Aires, los libros y las calles (I)

La denominación de las calles porteñas es abundante en nombres de políticos y militares, seguida por un buen número de denominaciones geográficas y hasta hay cabida para el recordatorio de algunas fechas significativas como "9 de julio", "11 de septiembre" o "20 de febrero". La historia, podría decirse, predomina sobre la geografía, pero ¿qué queda para la literatura?. Allí entran a tallar los escritores y desde "Homero" (en Villa Luro) hasta "Borges" (en Palermo), pasando por Shakespeare (en Saavedra) y "Marechal" (en Villa Crespo), "Alfonsina Storni (en Villa Urquiza) y "Lord Byron" (en Villa Luro), son muchos los hombres de letras (no tantas mujeres) que se han incorporado a la nomenclatura de nuestras calles.
En el poco reconocible barrio de Monte Castro (absorbido en su identidad por vecinos de Villa Luro, Floresta o Devoto) una callecita de 5 cuadras se llama "Martín Fierro". No hay ranchos, ni fortines ni tolderías, sino casas bendecidas por una generosa arboleda en ambas veredas. En 4 de sus 5 esquinas pareciera que la literatura occidental, desde sus mismas raíces, honrara al poema gaucho en los cruces con las calles "Virgilio", "Lope de Vega", "Moliere" y "Víctor Hugo". La zona en que Villa del Parque limita con La Paternal resulta ser pródiga para la memoria de las letras. En 2 cuadras quebradas y despojadas de vegetación como la meseta castellana, tiene su corto recorrido el pasaje "El Quijote". Algunas construcciones de piedra refuerzan un escenario propicio para las asociaciones con la novela de Cervantes. Ya en La Paternal, con edificios de relativa altura, el pasaje "El Método" evoca la obra cumbre de Descartes, El discurso del método. También en Villa del Parque, muy cerca de las vías del FFCC Gral. San Martín, un bar de aquellos que resisten pese a todo, se encuentra en la esquina que hacen el pasaje que evoca el poema "El Misionero" y la calle que lleva el nombre de su autor, Ricardo Gutiérrez. No muy lejos de allí, en la frontera de Villa Santa Rita con Villa del Parque, se alza uno de los llamados "barrios de las mil casitas" con cuadras de 10 metros, manzanas rectangulares en las que afloran ignotos pasajes. Uno de ellos recuerda un plañidero canto, entre épico y lírico, de José Mármol "El peregrino". Construcciones de relativo lujo y arquitectura distinguida se alternan en un corto recorrido. (Autor: Daniel Antoniotti - Historias de la ciudad).

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