Contame algo lindo....

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27 diciembre, 2009

La historia en 5 hectáreas y media


El Cementerio de la Recoleta está dentro de 5 hectáreas y media y custodiado por 65 cuidadores. Buena parte la historia argentina está "guardada" allí, un lugar al que los expertos en arquitectura funeraria consideran como uno de los tres más importantes del mundo. Por eso, un paseo por sus calles silenciosas y angostas puede contar tanto o más que los manuales de historia.
Hay cientos de relatos y anécdotas, como por ejemplo, el cariño que los cuidadores del cementerio sienten por Alphonse Huppé, de quien sólo saben que murió en 1858. Sobre la tierra de su tumba vieja y con el hierro ya oxidado, durante el mes de febrero crecen ajíes. Y los cuidadores los comen en sándwiches. Para ellos son "los ajíes de monsieur Huppé".
Y este es apenas un dato de la Recoleta que reune 4700 bóvedas con una capacidad promedio de 12 lugares cada una.
Según los expertos, el primer cementerio del mundo es el de Génova, por el valor de sus esculturas. la Recoleta comparte el segundo puesto con el Pere Lachaise de París donde los restos del dramaturgo Oscar Wilde y del cantante Jim Morrison descansan sobre una colina.
Tumbas que se cotizan
Entre las bóvedas del cementerio hay 82 Monumentos Históricos, más de mil ángeles y obras de algunos de los mejores escultores del mundo como Jules Felix Coutan, Alexandre Falguiere, José Fioravanti y Lola Mora. Con esos valores, las bóvedas de distintos estilos y tamaño son cotizadas en miles de dólares, según inmobiliarias de la zona.
Más allá de su cotización, los sepulcros regalan historias de amor. Un símbolo de eso es la mata de jacintos esculpida en mármol que Justa Urquiza (hija del general Urquiza) le ofreció en vida a su amado Luis María Campos y que ahora está en su bóveda, imponente y blanca, llegando a la calle Vicente López.
pero también hay historias de odio o enemistad política, como la de Juan Lavalle que mandó fusilar a Manuel Dorrego y ahora los restos de ambos descansan apenas separados por un pasillo angosto.
Entre las 4700 bóvedas predominan los sepulcros de quienes tuvieron poder en el país, como los presidentes Sarmiento y Roca. Muchos próceres están en el Panteón de Ciudadanos meritorios que queda apenas pasado el umbral de la puerta principal por la calle Junín y cruzando el primer pasillo. En ese triángulo, de monumentos viejos pero simples, está grabada la respuesta de tantas pruebas de historia:Cornelio Saavedra, presidente de la Primera Junta, también descansa allí. Justo frente a Saavedra, se encuentra la bóveda de mármol de Remedios de Escalada. Construida en 1823, es la más vieja que conserva el cementerio y aún tiene la lápida original que encargó San Martín y dice: "aquí yace Remedios de Escalada, esposa y amiga del general San Martín".
Leer los nombres de las bóvedas es como caminar por buenos Aires: uno se cruza con Quintana, Figueroa Alcorta o Carlos Pellegrini. Pero sólo en los nombres se encuentra el parecido, porque la visita a Recoleta es, en realidad, una recorrida por el pasado, el arte y el silencio.
Aunque consta en actas que el primer enterrado fue el "cadaber" (sic) del esclavo Juan Benito, una lectura por los nombres tallados en cada bóveda, muestra apellidos como Anchorena, Alzaga y Alvear.
Claro que no todos los que descansan allí estuvieron en el poder. Pero son igualmente parte de un pasado conocido. Los restos del boxeador Luis A.Firpo, la vedette Susana Brunetti y el corredor de autos y miembro del jet set Charly Menditegui se intercalan con escritores como José Hernández, Victoria Ocampo y Miguel Cané.
Juegos de cementerio
En la Recoleta conviven lo neoclásico, lo bizantino y el art decó con lo contemporáneo. Y los vitrales se codean con típicos vidrios blindados. Todo está separado por calles irregulares, algunas apenas de 70 centímetros de ancho, por donde no dan demasiadas ganas de detenerse. De la mezcla de estilos, surgió un juego para grandes y chicos. En la bóveda de la familia Spinetto (el creador del ex Mercado de Buenos Aires de Pichincha y Alsina) la puerta hecha en Milán en 1912 está completamente tallada. El desafío es encontrar la cerradura entre tanto hierro. Algunos se cansan sin averiguarlo. Una pista: está cerca del marco.
Para recorrer la zona que administrada por los frailes recoletos hasta que el 17 de noviembre de 1822 se inauguró allí el primer cementerio público del país, es recomendable hacer la visita guiada ya que no hay folletos ni mapas que ayuden a orientarse. Paradójicamente, el cementerio se encuentra rodeado de cafés, restaurantes exclusivos, exposiciones y ferias.
Tal vez sea por eso que Recoleta compone un cuadro de lujo y misterio, donde la seducción de la noche y el sol que deslumbra a Plaza Francia se "salpican" con ángeles de mármol de Carrara.
(www.clarín.com)

1 comentario:

  1. Muy bueno el detalle de información sobre el Cementerio y la invitación a reflexionar como el Cementerio de Recoleta encierra tanto significado histórico para Buenos Aires y para Argentina. Felicitaciones.

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