Contame algo lindo....

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03 febrero, 2008

Gente como uno (2º parte)

Zeballos, afirmó en 1906: "La nación entera trabaja para 2 docenas de familias y sus clientelas que gozan de los favores oficiales sin reservas". Seis años después Hurer anota que "el poder está concentrado en 200 familias, pero el país tiene 7 millones de habitantes". "Las abejas que viven en tal panal, sigue Zeballos, son excluyentes. Jamás en la historia, ni aún bajo los Césares férreos de Roma, duraron tanto las dominaciones personales o las de los círculos, cual se perpetúan entre nosotros. ¿La finalidad? Gozar del mayor número de ventajas públicas. La misma pretensión de nobleza que llevó al conquistador a desdeñar los trabajos manuales fructificó en las familias de mediados del siglo XIX. Señala Pomer, "que la madre de Rosas, Doña Agustina López Osornio, dice descender del Duque de Normandía. León Ortiz de Rosas, su marido, no pretende tamaña altura pero presume "de buena sangre". Atilio Cornejo, historiador, se empeñó en desmentir que los conquistadores del norte argentino fueran gente de bajo origen. Las familias "bien" se emparentaron entre sí para no comprometer el linaje; Pomer rastreó en Buenos Aires a los parientes de la madre de Rosas: eran los García Zúñiga, Anchorena, Arana, Llavallol, Aguirre, Pereyra, Arroyo, Sáenz, Ituarte, Peña, Trápani. Los amigos se llamaban: Pueyrredón, Sáenz Valiente, Rábago, Terrero, Necochea, Las Heras, etc. En Salta fue igual: alguien describió a la provincia "como un feudo donde imperaban varias familias aristocráticas dueñas de casi todo el territorio, parientes entre sí y que se repartían por turno el gobierno local y la representación nacional y provincial, menospreciando a los que no eran de su clase y fortuna". En Tucumán, las familias de la "alta sociedad" se mantuvieron unidas a sus pares de Salta por lazos de parentesco y solidaridad: los Padilla, Colombres, Gallo, Terán y Nougués de Tucumán forman "una gran familia" con los salteños Uriburu, Ibarguren, Cornejo, Figueroa, Zuviría, Usandivaras, Güemes, etc. El caso de los Avellaneda tucumanos, citado por Pomer, resulta paradigmático: lanzada la candidatura de Nicolás Avellaneda para presidente, recibió el apoyo de un comité formado por Tiburcio Padilla e integrado por Frías, Terán, Quinteros, Pose, Colombres, Nougués y otros Padilla. Los hermanos Avellaneda se dividieron las tareas: Nicolás fue Presidente de la Nación, Eudoro permaneció en la provincia atendiendo los negocios familiares, Marco se vinculó en Buenos Aires con los más altos círculos sociales y de negocios, a fines de 1890 presidió la poderosa Cámara del Azúcar; bajo el gobierno de Juárez Celman presisió la Oficina de Bancos Garantidos, luego se asoció a Eernesto Tornquist, con quien resultó envuelto en una serie de escándalos financieros. En Mendoza, entre 1862 y 1914 el apellido Villanueva gobernó 5 veces la provincia; Civit apareció 3 veces en el cargo y Ortega 2. En 1886, sobre 26 legisladores, 21 permanecían a una misma familia. (Extraído de "Argentinos" de Jorge Lanata").

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