Contame algo lindo....

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09 mayo, 2009

La sombra

Yrigoyen fue el primer presidente elegido por la Ley Sáenz Peña, de voto universal, secreto y obligatorio. El hombre al que sus propios amigos llamaban "La Esfinge", recién conoció a Victorino de la Plaza, el presidente saliente, en el acto de traspaso. Llegó a la Casa de Gobierno en un carruaje tirado a pulso por el público, que desenganchó los caballos y lo llevó en medio de ovaciones. "El Hombre", como lo habían bautizado, acababa de atravesar su desierto de 10 años de silencio y sombra: muy pocas fotografías mostraban su rostro, no hablaba por teléfono con nadie ni tenía teléfono en su casa y sólo se comunicaba con los demás por medio de mensajes orales que llevaban y traían sus acólitos. Durante años sus íntimos ignoraron que tenía una hija que vivía
con él y jamás supieron nada sobre sus otros hijos naturales. Se había formado como un revolucionario profesional: espiaba a los amigos que vacilaban, a los que tenían poca fe, a los tibios, hacía espiar a unos con otros y todos sabían perfectamente que "desde tiempos de Alem no hay reunión de radicales sin la presencia de algún desconocido que nadie sabe como entró y que es un espía de Yrigoyen".
La Unión Cívica Radical ganó con 340.802 votos, el 45,6% del total obtenido. Durante su primera administración (1916-1922) Yrigoyen enfrentó un auge creciente del desempleo, marcado por el final de la primera guerra mundial y un sensible deterioro de las importaciones y exportaciones. También mantuvo la neutralidad en el conflicto mundial. Entre 1918 y 1930, la creación de cargos públicos resultó un paliativo para los argentinos de clase media que se integraban al mercado de trabajo. Pero había que financiar los sueldos, de modo que para reducir el déficit se aumentaron los aranceles de importación, medida que terminó perjudicando a los sectores que pretendía beneficiar. La grieta abierta entre la economía privada y la pública obligó a Yrigoyen a intervenir en los mercados para equilibrar los costos sociales: con las leyes 11.156 y 11.157 se puso un tope en los alquileres y los arriendos de tierras productivas. En 1920, luego de un extenso trámite en el Congreso, el Presidente le expropió a los grupos acaparadores más de 200.000 toneladas de azúcar que repartió a precios razonables entre la población. Sus intentos de participar, desde el Estado, en el mercado financiero, quedaron truncos: no pudo obtener la creación del Banco de la República, ni de un Banco Agrícola que impulsara la colonización rural. ("Argentinos" - Jorge Lanata).

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