Contame algo lindo....

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24 mayo, 2010

El que ríe último...

La gestión de Roque Sáenz Peña iniciada el 12 de octubre de 1910 comenzó a tambalear luego de algunos meses, pero no por cuestiones políticas, sino por motivos de salud. En agosto de 1911, luego de una preocupante recaída del presidente, María "Manita" Unzué de Alvear invitó a Roque y a su señora a mudarse a su quinta de Martínez, en San Isidro, donde el enfermo hallaría mejor clima y mayor sosiego que en el centro de la ciudad. El doctor Diógenes Decoud acudió a la casa de su paciente y trataron el tema de la mudanza. A la salida de la reunión fue interceptado por un puñado de periodistas que lo interrogó. Decoud anunció que Sáenz Peña sería trasladado a Martínez el miércoles 30 de agosto.
Un periodista le preguntó si no era conveniente hacerlo antes o después de esa fecha para evitar la tormenta de Santa Rosa. El comentario provocó la risa del médico, quien tomó unos papeles que le había solicitado al servicio meteorológico. Mofándose de los agoreros, señaló que habían estudiado el estado del tiempo para definir el viaje y la estadía en la quinta de Manita Unzué y que los estudios parecían confirmar de una manera científica que Santa Rosa es un tema de los supersticiosos.
El miércoles 30 de agosto de 1911 llovió. No fue un aguacero, pero llovió. "El milagro de ayer" fue el título del diario La Nación del día siguiente, de la sección Política, donde informaron sobre la lluvia y recordaron los informes meteorológicos que había estado agitando Decoud pocos días atrás. El último párrafo de la nota periodística dice: "La lluvia de ayer es, como se ve, milagrosa. Ha establecido de una manera evidente la diferencia que existe entre la meteorología de la naturaleza y la del estado. La del estado es la verdad, pero conviene guiarse por la otra". (Daniel Balmaceda - Historias inesperadas de la Historia Argentina).

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