Contame algo lindo....

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Para conocer relatos de barrio, de música, de nuestra historia y de quienes la forjaron....

29 agosto, 2009

El último organito



En la plaza de San Telmo, todavía queda Manuel, que con sus loritos y su organito hace las delicias de los turistas.
Cacho, Adelita y Violeta no conocen de cartas astrales ni de horóscopos, no tienen contacto con el más allá ni saben de runas o I-Ching. Pero a cambio de unos pocos pesos, son capaces de vaticinar nuestro destino, y lo mejor de todos es que sus vaticinios son siempre optimistas.Cacho, Adelita y Violeta son los loritos que acompañan cada domingo en San Telmo a Manuel y a su organito y con su pico eligen las tarjetitas en las que hay escrito un albur sobre el futuro.
El organito es un instrumento simple, compuesto por un cilindro que tiene melodías grabadas (en general un tango, un valsecito, una tarantela y un pasodoble, que se ejecuta cuando el organillero gira un manubrio. Como maestro de una ceremonia que mezcla ingenuidad y complicidad entre organillero y cliente, por una mínima tarifa la cotorrita de la suerte responde a la orden de su patrón y elige con su pico una tarjetita en la que está escrita una predicción.
Acaso el último de los organilleros, con apenas 40 años, Manuel ejerce este oficio que supo de tiempos mejores que él no conoció, aunque está convencido de que "el pasado siempre está en uno y siempre vuelve..."
Y como si fuera una predicción leída en una tarjeta, fue el organito el que encontró a Manuel, mientras buscaba en las tiendas de antigüedades un viejo fonógrafo como el que tenía su papá: "Lo ví y quise uno. Estuve muchos años hasta que finalmente pude comprarlo. Después conseguí un carrito, lo fileteé, lo bauticé El organito del recuerdo y el domingo 22 de agosto de 1999, llegué a San Telmo y encontré mi espacio en el mundo".
A fines del siglo diecinueve y principios del veinte, cuando el oficio conoció su mayor esplendor, muchos organilleros recorrían las calles de la ciudad. Y no sólo llevaban alegría e ilusiones, sino que además fueron formidables difusores del tango. Como todos tenían en su pista alguna milonga o un tanguito, la melodía se colaba por ablcones y ventanas de las familias de clase media y alta, que empezaban a conocer esa música que venía de los arrabales. Tanto tuvo que ver, que parece ser que Angel Villoldo creó la melodía de El Choclo teniendo en cuenta la escala que podían reproducir los organitos y así hacer que su canción gane las calles de la ciudad en poco tiempo. Además el organito fue protagonista de obras de autores de la talla de Evaristo Carriego, Homero Manzi y Jorge Luis Borges.
Las tarjetas de Manuel son temáticas: las hay de salud, de fortuna y de amor y todas traen un número de la suerte. También hay tarjetitas infantiles, (celeste para los varones, rosa para las nenas), con adivinanzas, trabalenguas y sanos consejos.
Hay que creer sin duda: Cacho, Adelita y Violeta, lo garantizan....
(Hernán Fluck - Caras y Caretas)

22 agosto, 2009

Imágenes del Cementerio de la Recoleta

Cora Kavanagh: la señora del edificio (1890-1984)

La sepultura con una cruz es la tumba de la millonaria Cora Kavanagh, quien encomendó a los arquitectos Ernesto Lagos, Gregorio Sánchez y Luis María de la Torre el diseño y construcción de un rascacielos en Retiro. El edificio Kavanagh, tal el nombre que llevaría, se inauguró el 3 de enero de 1936.
Cora se casó tres veces. La primera en 1912, con Guillermo Ham; luego con Guillermo Mainini y, en 1938, con Gustavo Casares, tío de Adolfo Bioy Casares.
Es famosa la rivalidad que existía entre Cora Kavanagh y otra potentada mujer, Mercedes Castellanos de Anchorena, propietaria del Palacio Anchorena. Según se dice, Cora le tapó a Mercedes, con la mole de su edificio, la visión de la Basílica del Santísimo Sacramento que ella había contribuido a levantar en 1916. Pero, en este caso, la supuesta enemistad resultó ser totalmente falsa, pues Mercedes falleció en 1920 y el Kavanagh fue inaugurado dieciséis años después. (Diego Zigiotto).

Juan Cañás: el fundador (1833-1910)

En una bóveda muy antigua y abandonada del cementerio, descansan los restos de Juan Cañás y su mujer, Higinia Cáceres. Cañás fue en 1902 el fundador de una "villa" que lleva su nombre en el sur santafesino. Esta ciudad, que no es ni demasiado grande ni demasiado poblada, se hizo sin embargo, bastante conocida por ser el lugar de nacimiento de la estrella del cine y la televisión argentina Mirtha Legrand...¿quién no oyó alguna vez "Villa Cañás" de boca de la señora de los almuerzos televisivos? (Diego Zigiotto)

17 agosto, 2009

Los O´Gorman

En el cementerio de la Recoleta, en una sepultura antigua, que luce abandonada, descansan Adolfo O´Gorman y 4 de sus hijos: Camila (1828-1848), Enrique (1823-1904), Eduardo (1827-1901) y María del Carmen.
Camila, seguramente la más conocida, era la quinta de los seis hijos que habían tenido Adolfo O´Gorman y Joaquina Ximénez Pinto. Era considerada por su educación como un ejemplo de la sociedad porteña; también era amiga íntima y confidente de Manuelita, la hija del gobernador Juan Manuel de Rosas.
A los 18 años, Camila conoció a Uladislao Gutiérrez, un sacerdote jesuita que había asistido al Seminario junto con su hermano Eduardo. Gutiérrez había sido nombrado párroco de la Iglesia del Socorro y comenzó a ser invitado a la casa de la familia O´Gorman. Camila y Uladislao pronto iniciaron un romance clandestino.
En 1847 Camila y Gutiérrez se fugaron y se refugiaron en la provincia de Corrientes, entonces bajo el control de opositores a Rosas. Cuando el escándalo se hizo público, algunos rosistas sugirieron que había sido secuestrada. Mientras, los opositores que se habían exiliado en Montevideo declaraban que se había llegado a tal extremo de la corrupción de las costumbres durante la tiranía, que jóvenes de las familias tradicionales huían con religiosos. En agosto de 1848 se descubrió el paradero de Camila y de Udalislao. La joven negó haber sido violada y afirmó que había sido ella quien inició el romance y quien ideó la fuga. Ambos fueron llevados a Buenos Aires para ser juzgados. Ante el clamor popular contra la violación de los votos de castidad del sacerdote y la mala reputación que, se temía, atraería sobre la comunidad irlandesa, fueron condenados a muerte y fusilados poco tiempo después, el 18 de agosto de 1848, en el Cuartel Genral de Santos Lugares. Camila estaba embarazada, pero la situación no alcanzó para conmutarle la pena.
Los restos de Camila ingresaron en la Recoleta en 1852, una vez caído el gobierno de Rosas. En el libro de inhumaciones se lee que el cuerpo "proviene de Palermo". En esos años Palermo no era un barrio de la ciudad sino "Palermo de San benito" el caserón de Rosas, que el Restaurador tuvo que abandonar tras la derrota de Caseros.
Diego Zigiotto